Aguante.

Instantáneamente y casi sin darme cuenta empecé a tuitear desmesuradamente todo lo que se me cruzaba por la cabeza, todo lo que en mi opinión merecía un aguante. Podría tener una posible explicación y fue la reflexión que llovió a mi cabeza un rato antes que fue nada más ni nada menos que la sensación de lo hermoso que es disfrutar cada día que vivís.

Y sí. Es así. 

Hoy quería hacer mención de todas aquellas cosas buenas que nos complementan y nos llenan la vida día a día. Por eso, hoy quiero hacer un aguante por todas las siguientes cosas que hacen de mi existencia mejor de lo que a veces creo que es.

Aguante la música, como primer aguante de todos. Aguanten las canciones que te ponen feliz y también aquellas que te ponen triste, las canciones que te hacen pegar un salto de la silla y querer bailar hasta que te duelan los píes, aguanten esas canciones que nos recuerdan a esa persona especial que tenemos, esas canciones que nos tranquilizan, que nos hacen reflexionar, esas canciones que nos hacen descubrirnos un poco más. Aguanten esas canciones que surgen estando entre amigos, aguanten las canciones que un loco toca en la guitarra como resultado de una improvisación momentánea, esas canciones que parecen cosa del destino y aparecen cuando más las necesitamos en nuestro aleatorio. Aguante la hermosa sensación de saber que un Disco fue especialmente hecho para vos, que te encanta, que te gustan absolutamente todas sus canciones y que lo escucharías sin parar toda la vida. Aguante todo lugar al que la música y el arte nos puede llegar a transportar. Aguante querer vivir en otra época deseando con todas tus fuerzas sentarte a escuchar un vinilo. Aguante no tener un límite de tiempo, y si lo tenés, aguante olvidarte de que tenés cosas para hacer, aguante olvidarnos que somos esclavos de muchas cosas para poder sentirnos libres al fin, para poder sentir que somos nosotros. Aguanten todas aquellas cosas que hacen que nos sintamos mejor, o peor incluso, melancólicos también podría ser.  Aguanten las pequeñas cosas que siempre pasamos de largo pero que son aquellas que nos hacen más feliz, leer un buen libro, un libro de la infancia que nos transporta a todo lo vivido, oler un olor familiar, oler un perfume, oler su perfume, aguante oler esa comida casera de mamá, la tía o la abuela que hacen que la panza haga un ruido de "brrrrr", aguanten toda las tradiciones que nos unen y que nos hacen orgullosos de quién somos, aguante utilizar el "boludo" en cada oración, aguante tomar mates, aguanten esas mateadas de madrugada que conllevan a conversaciones sobre la vida, la política, el universo, o lo que comimos la semana pasada, aguanten todas las comidas que llevan dulce de leche, aguante comer algo que te gusta y sin una pequeña culpa. Aguante el café con leche, y las circunstancias que lo rodean, aguanten esas madrugadas envueltas de silencio en la que nos encontramos solxs con un café en frente nuestro, aguante el café con leche que tomamos mientras miramos llover. Y también, por qué no, aguante la lluvia. Aguante mojarte y abstenerte a las probabilidades de cazar un resfrío de aquellos, aguante correr abajo de la lluvia sin dirección alguna y disfrutar de eso porque sabemos que somos seres libres. Aguante aquella lluvia tan esperada que nos libera del calor de un día caluroso, también aguante mojar los píes en los charcos. Aguante andar en patas sin relojear qué pisar o qué no pisar. Aguante el verano, dormir hasta el mediodía, acostarse a la hora que nos plazca o simplemente seguir de largo, el calor, la pileta, tomar sol en búsqueda de un bronceado que nunca vamos a obtener, salir y caminar despacio despacio cuando querés entrar a la cocina para evitar el resbalón de tu vida, aguante ese helado de agua que nos comemos después de la pileta, o ese helado que nos comemos a la noche en compañía de un amigo en cualquier estación del año. Aguante ver películas, que nos asusten, que nos hagan reír o incluso que nos hagan llorar, toda película que se muestre cómo expresión del ser humano y de sus deseos más puros, películas que simplemente las describiríamos como obras de arte, películas que miraríamos una y otra vez, películas que son la perfecta armonía entre banda sonora y fotografía. Y también aguante sacar fotos. Aguante fotografiar todo lo que ves sin importar lo que los demás puedan opinar, aguante todo lo que para vos es arte. Aguanten esos dibujos únicos e irrepetibles que nos salen mientras escuchamos de poca gana hablar a un profesor. Aguanten los colores, las témperas, aguanten esas pinturas y ese enchastre que hacíamos de chicos y que por algún motivo dejamos de hacer. Aguante sacar del baúl todos aquellos recuerdos que creíamos olvidados. Y aguante más que nada, poder recordar sin rencor y con una sonrisa de oreja a oreja . Como segundo aguante a todo, quiero marcar la sonrisa con cada uno de sus deribados. Aguanten esas risas que nos llevan hasta el llanto, esas risas que están ubicadas en un mal momento pero que igual las reímos, esas risas que en el fondo duelen pero la remamos para que se convierta en una alegría, esas risas que costaron conseguir pero que por fin llegaron a nuestra vida, aguante la risa que hace que no te importe nada, y aguante sonreír. Cada sonrisa que sale de nuestra cara es una sonrisa que se merece un aguante porque no hay mayor expresión sincera de cariño, simpatía, o solo alegría que una sonrisa. Y me atrevería a decir que también aguante el llanto, aguante poder verle a la vida su lado malo y su lado bueno, y saber que ese lado malo no tiene que simular que no existe, si no afrontarlo y darle rebancha cada día vivido. VIVIR, vivir es el mayor aguante de todos. Todas las cosas que conlleva vivir son estos aguantes que menciono acá. Aguante enamorarse a pesar del dolor, aguanten las mariposas que sentimos cuando vemos alguien, aguante tener un millón de amores, lo hermoso de ser adolescente es que podés tener un millón de estos amores platónicos y así, guardar la esperanza de que algún día los vas a conocer, aguante enamorarte profundamente de un cantante, aguante ir a recitales, aguante la emoción previa a que salga aquel artista que tanto esperaste, aguante compartir cosas con amigos, salidas a bailar, música, siesta, almuerzo merienda y cena, todas aquellas cosas que compartimos entre amigos se merecen un aguante, caminar mucho en compañía de charlas o de auriculares en su defecto, aguante tomarse el micro de noche y admirar las luces de la ciudad, aguante caminar en las calles  de noche sin que te importe absolutamente qué te pueda pasar, aguante el silencio, el ruido, las risas, las voces de la gente, los ruidos de la noche, los grillos y otros ruidos no identificados. Aguante mirar las estrellas aunque pocas nos queden en la inmensidad de la ciudad, aguante el campo, aguante el interior. Aguante viajar, conocer, compartir. AGUANTE DARTE CUENTA QUE FUERA DE BUENOS AIRES EXISTE UN MUNDO TOTALMENTE DIFERENTE AL QUE VIVIMOS. Aguante perderte en medio de la montaña y darte cuenta de lo hermoso que es tu país. Aguante hacer todas esas cosas que te llenan el alma sin restricción alguna. Aguante creer que el colegio nos exige muchísimo, y que nuestras vidas concurren a mil la mayoría del tiempo, aguante creer que todo el mundo nos odia, que nuestros viejos quieren llevarnos la contra todo el tiempo y que el amor no está hecho para nosotros. Aguanten todas esas cosas malas que las tenemos que aceptar con un gran abrazo porque si no, no hay manera de llevar adelante esas cosas no tan lindas que se nos presentan en el camino. Aguanten los abrazos, los besos, las caricias, los mimos, la compañìa. Aguante el volver, aguante el seguir, aguante el hoy. La casa, los lugares conocidos, los que nos faltan por conocer. Aguante ser mujere, querer sentirnos hermosas, aguante tener una naturaleza impredecible, aguante no saber que queremos muchas veces, ser histéricas, ser malas, ser buenas, las mejores amigas, las peores enemigas, ser mujeres, ser unas de las cosas más hermosas que existen sobre la Tierra. Aguante dormir, hasta tarde, hasta el mediodía, después de una fiesta, o después de un día de colegio, solo, en compañía para mejor, en Invierno tapado hasta la nariz, y en verano con las sábanas frías. Aguanten las cortinas, las persianas bajas en las que se filtran pequeños rayitos de luz. Aguanten todas aquellas cosas que forman parte de la vida de un adolescente. Y más allá de todas estas cosas que acabo de nombrar, cada persona podría añadir o quitar millones de cosas que correrían ya por lo personas. Me pone triste en cierto aspecto saber que hay muchísimas cosas que me faltan acá. Pero únicamente podría escribir como resumen de todo lo dicho anteriormente, que el mayor aguante de todos, es al ser adolescente. Y vivir como si cada día fuese el último, y sentir que con la cosa más mínima se nos cae el universo a pedazos, aguante vivir un drama eterno. Y jamás quiero desprenderme de todas estas cosas puestas anteriormente. Con cierto dolor asumo que no voy a mantener todas cuando entre en edad, pero en lo posible me gustaría seguir siendo el espíritu libre que hoy soy.

1 comentario:

  1. Es espectacular y perfecto. Describe cada detalle a la perfeccion. Nada mas real. ¡Gracias por compartir tanta realidad!

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