Objetos

El otro día se le ocurrió a la profesora de historia del arte llevarnos a ver una muestra. A mi en lo personal no me gustó, pero me hizo reflexionar sobre un tema : Cómo, por qué, nos apegamos a los objetos. 

Si nos ponemos a pensar .. ¿Qué es un objeto? Justamente, un objeto y nada más. Sabemos que dicho no cumple ninguna otra función que su asignada, pero por algún motivo le confiamos a un objeto nuestros recuerdos, nuestros sentimientos, vemos en ese objeto personas, situaciones, cosas que nos gustaría volver a vivir, cosas que ya no están pero que de alguna manera quedan reflejadas en ese objeto. Con solo observarlo ya nos transportamos a cualquier otro lugar, y todo nos recuerda. 

Cuando se trata de mi, soy muy compulsiva en ese caso. Me aferro muchísimo a las cosas. Y soy capaz de relacionar hasta lo más mínimo con una persona si así lo deseo, por ejemplo, voy por la calle y cada vez que veo el micro de la línea correspondiente a la que me tomaba con él, me pongo a recordar. Para que se den una idea con qué semejante pavada me pongo melancólica. Y es así, como antes encontraba todo en él, ahora lo encuentro a él en todo. 

Sé que probablemente los objetos no nos devuelvan nada, pero nos hacen sentir alguna especie de seguridad, si se quiere. Seguridad en el sentido de que teniéndolo, podemos así preservar recuerdos, personas y un montón de cosas que podrían tranquilamente solo quedar gravadas en nuestras cabezas y corazones si fuera el caso. Con solo mirar el teléfono puedo instantáneamente acordarme de todas las mañanas, tardes y noches que nos pasábamos hablando por teléfono hora y media sobre cualquier cosa, o simplemente un llamado de 3 minutos para avisar que estábamos saliendo. Miro la cama, y con solo mirarla me puedo acordar todas las veces que estuvimos acá sentados. Miro el sillón, la cocina, el patio, absolutamente cada rincón de mi casa me transporta a lo mismo, a extrañarlo. Miro el colegio, miro cada calle del centro de la ciudad y sé que fueron calles caminadas con él, y si no, pensando en él. Con solo estar presente frente a esos objetos se me vienen a la cabeza un millón de recuerdos. Y ahí me doy cuenta que soy yo la que elige esto, soy yo la que elige sufrir recordando, porque como sabemos .. la memoria es selectiva, y como es selectiva yo podría elegir mirar a los objetos como objetos y NADA más. 

Durante una semana y un poco más funcioné a la perfección, hice la mía y estaba bastante satisfecha con esto. Pero hoy, hoy no aguanto más. Por algún motivo absolutamente todo me recuerda a él, y solo me llena de ganas de querer verlo, de querer decirle que realmente extraño demasiado. No quiero hacer la mía con otras cosas, con otras personas, quiero hacer la mía con él y con nadie más. Por más que creí que un poco lo iba superando me di cuenta que a pesar de que ya no esté lo sigo eligiendo cada día que me despierto. Y ya no sé qué hacer, no sé en dónde estar para no acordarme de él. No sé por dónde caminar ya. No puedo estar ni en la casa de mis hermanas que ya me acuerdo momentos que pase ahí con él. No sé a qué plaza ir. No sé dónde dormir, porque mi habitación desborda. Lo extraño. Y me da muchísima impotencia sentirme así, porque es un sentimiento que lo quiero tener ajeno a mi, quiero ser de esas personas a las que todo les importa poco y nada, de esas personas que perdón por la expresión,  SE CAGAN en absolutamente todos. A veces me gustaría que los sentimientos sean selectivos, como la memoria. Que si yo quiero pueda sentirme mejor y que sea fácil de llevar a cabo, sé perfectamente que si quiero puedo sentirme mejor, pero se me está haciendo muy difícil. Y quise buscar salida en otras personas pero tengo que reconocer que nadie me llena de la manera en la que él lo hace. 

Si me preguntan, estoy bien. Si me preguntan, me siento bien. Ocasionalmente puedo aceptar que me siento un poco triste, pero nunca mucho, lo suficiente y lo entendible para una ruptura.  Pero sería una mentira si sigo aceptando todo eso, porque la verdad es que lo necesito tener al lado. Lo más curioso es, quizás, que no siento tristeza, en absoluto. Si no que es una sensación espantosa de vacío que solo me produce querer verlo y volver todo atrás, pasarla bien, olvidarme de las peleas, olvidarme de todo lo malo .Quiero que se rescate, que se de cuenta de que en realidad esto probablemente esté mal. Necesitaba esto, tengo que admitir, una pausa, un relajo, todos me notan muchísimo mejor, de mejor humor, empecé a hacer gimnasio, empecé prácticamente una vida nueva, pero yo quiero que siga todo, todo va bárbaro, pero quiero que ÉL pueda estar acá, conmigo. 

Si me acuerdo de las cosas me dan ganas de morirme, por eso trato de negarmelo. No puedo vivir recordando continuamente las cosas y basandome en objetos para hacerlos, o simplemente en mi cabeza. Tengo que empezar a ver las cosas tal cual son. Una calle, es una calle. Mi pieza es mi pieza. Todo es todo lo que es propiamente dicho, pero un recuerdo, no

2 comentarios:

  1. Supongo que día a día duele menos, siempre es menos lo que duele al pasar al siguiente día. Todos los días se lo piensa un poco menos, hasta cuando pensarlo pase a ser un 'che, qué será de...' y deje de doler. Tiempo, apurate y hacé la tuya así no duele tanto!

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    1. Gracias por todo lo que comentas, Debo. Siempre me sube el ánimo saber que alguien me lee.

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