Últimamente me pasaron de esas cosas tristes que antes me impulsaban a escribir. Cosas tristes que te llenaban de inspiración para hacer un testamento sobre tus sentimientos. Más cuando hay tantos de estos que por un motivo u otro, no se pudieron o no se podrán expresar. Realmente me extraña que viniendo de mi no le haya sacado humo al teclado escribiendo cómo me sentía al respecto. Supongo que en ese aspecto maduré respecto al año pasado y ahora soy capaz de guardarme lo que me pasa, y disimular (aunque sea un poco) . Si hay algo que me caracterizó toda la vida, fue es y será, lo cabeza dura que soy y lo difícil que es que yo acepte las cosas por más pequeñas o catastróficas que sean. Quizás como nunca pude aceptar nada, tenga que buscar otros caminos alternativos a olvidar. Quizás me es más fácil tener la cabeza ocupada en cosas para no lamentarme, pero siempre se cae todo cuando estás sola. Ahí, reflexionas todo y en pocas palabras : te querés matar. 
Mientras escribo esto, camino de un lado a otro dudando en llamarlo o no. Como pasa habitualmente, nunca estoy de acuerdo conmigo misma, y como me pasa esto, no sé qué hacer. Pedir opiniones por supuesto que me hace mal porque son opiniones que únicamente me hacen ver lo mal de las cosas que estoy haciendo. Siempre agradezco esas personas que te ayudan a rescatarte, pero hay momentos en los que simplemente quiero hacer las cosas por inercia propia. Pero antes de eso, dudo. Dudo en que si lo que estoy por hacer va a estar bien o va a estar mal. No la quiero cagar. ¿Pero CÓMO no cagarla? Arriesgándome, por ahí. Si no te arriesgas no sabés que va a pasar. Pero si te arriesgas y sale todo mal, no hay cosa que te haga sentir mejor después de eso. Más cuando creías que ese arriesgo te iba a poner feliz. 

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Cariño : To .