Es gracioso ver como salté de una cosa a la otra, aunque también debería ser triste porque es evidente que hace mucho no escribo acá. Mis últimas entradas fueron escritas en mis peores momentos, en aquellas circunstancias en las que me sentía terrible. Y ahora, todas esas entradas que por una cuestión u otra releo, parecen tan lejanas. Las leo como textos cortos que demuestran lo mal que se siente una persona, pero después recuerdo que hablan de mi, de lo que fui, de lo que viví. Me acuerdo que hablan y menciona cómo vivía una persona cada día de su vida, por un cierto lapso de tiempo y se podría decir que un poco me entristece. La realidad es que hace aproximadamente seis meses son esas entradas que demostraban cuán triste estaba. Y esto me lleva hacía un solo camino, una sola conclusión y es que mi inspiración nace de la tristeza. Tengo que admitir que en estos seis meses estuve mal en alguna que otra oportunidad, pero jamás sentí semejante tristeza como para volver a retomar acá. A veces me pongo a pensar y me gustaría tener la capacidad de inspirarme por otros medios que no sean la tristeza. Y así me gustaría volver a escribir cosas cotidianas que me pasaban, cosas con las que mis lectores se sentían identificados, y siempre me tiraban algún comentario alentador que mal o bien me daban ganas de seguir adelante con esto. Antes cuando escribía, no era porque necesariamente estaba triste. Supongo que mi imaginación más infantil sacaba inspiración de la galera y ponía en mi la capacidad de explayarme como si, no sé, como si no hubiera mañana por un decir mu exagerado. Después pasé a la época en la que mi inspiración solo provenía de la tristeza, y después todo eso se terminó. Ni triste ni feliz podía escribir. Y comencé a comprender que una de las cosas que me causaban sentimientos para escribir era él. ¿Pero para qué escribir públicamente sentimientos que los quiero compartir con él? Y si decidiera hacerlos públicos de manera escrita, no estaría de acuerdo. No sería justo que yo me desviva escribiendo de cuán perfecta veo y siento mi relación en frente de todos ustedes. No es justo, creo, convertir esto en Diario de una pasión. 
Antes podía escribir textos que tenían una extensión larguisima, y todo parecía tener sentido. Escribía y escribía sin mirar ni fijarme en nada más, y todo tenía coherencia. No paraba a fijarme en las cosas que ponía, porque confiaba en mi, y en que eso estaría bien porque era lo que me salía naturalmente. Creía que lo que escribía al primer impulso era lo que realmente debía salir para afuera. Y después, un día, como si nada lo que escribía dejó de tener sentido. No podía escribir dos oraciones que todo ya perdía coherencia, y solo el releerlo me ponía de mal humor. Y así fue que deje de releer también lo que escribía. 
Luego, directamente ya no lo publicaba. Eran borradores que se iban acumulando y que aunque quisiera no podía retomar. Dejé de tener tiempo, y entre muchos otros factores, abandoné escribir. Lo notable de este medio es que sigue intacto acá. Que por más que pasen meses y meses de que yo no escriba, sigo teniendo la oportunidad a un click de abrir absolutamente todos mis sentimientos sin que nadie me juzgue. Sé qué Blog es un lugar en donde siempre voy a poder almacenar todo lo que me pasa. 
Quisiera, en serio volver a escribir. Pero realmente no encuentro temas. Quizás debería seguir los pasos de los poetas, o los escritores y buscar mi inspiración en cosas comunes como lo puede ser un atardecer de otoño, o la luna, que así como lo vemos escrito no significa nada, pero que cuando estamos parados ahí en frente basta únicamente un atardecer de colores cálidos para ponernos a pensar en un millón de cosas. Pero el problema es que en esos son muy transitorios, y cuando quiero plasmarlo en Blog se escondieron en otro lugar. Espero, y casi que lo tomo como una promesa el volver a escribir acá aunque sea una vez por semana, aunque sea un Domingo a la noche. Y sí la tristeza era una inspiración, por qué no lo puede ser la alegría también. 
Me voy a asegurar que el no tener tiempo, no sea una excusa. 

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